La posibilidad de que el Pentágono recurra a Intel para fabricar los semiconductores de vanguardia que necesita para sus proyectos militares está encima de la mesa desde hace meses. La compañía liderada por Pat Gelsinger es objetivamente el fabricante de semiconductores estadounidense que tiene las tecnologías de integración más avanzadas. TSMC y Samsung, que llevan más de un año y medio produciendo circuitos integrados de 3 nm, van un paso por delante de Intel en este ámbito.
Sin embargo, las demás compañías estadounidenses, como GlobalFoundries, Texas Instruments o Micron Technology, no tienen nodos equiparables a los que mantiene en operación la empresa de Pat Gelsinger. En estas circunstancias es comprensible que El Pentágono, que, como todos sabemos, es la sede del Departamento de Defensa de EEUU, haya elegido a Intel como su principal proveedor de chips de vanguardia.
En marzo de este año se produjo un giro inesperado. El acuerdo entre Intel y el Departamento de Defensa parecía cerrado, pero finalmente el Pentágono se echó atrás. Inicialmente Intel iba a recibir 3.500 millones de dólares para la producción de semiconductores avanzados para aplicaciones de defensa e inteligencia. El Departamento de Comercio iba a hacerse cargo de entregarle 1.000 millones de dólares pertenecientes a esta partida en el marco del programa ‘Chips and Science Act’, de modo que los 2.500 millones restantes debería aportarlos el Departamento de Defensa. Pero el plan se frustró.
Estos 3.000 millones de dólares llegan en el mejor momento
Seis meses después de que el acuerdo entre Intel y el Departamento de Defensa se estancase el plan inicial ha resurgido con fuerza. Y es que la compañía de Gelsinger ha publicado un comunicado en el que anticipa que recibirá un máximo de 3.000 millones de dólares en el marco del programa ‘Chips and Science Act’ para fabricar de una manera fiable semiconductores para el Gobierno de EEUU. El nombre de este plan, «Enclave seguro», refleja uno de lo requisitos exigidos por la Administración: los chips deben producirse en la más estricta confidencialidad.
El Departamento de Comercio ha confirmado que está evaluando la posibilidad de que Intel reserve una zona restringida en algunas de sus fábricas
El Departamento de Comercio ha confirmado que está evaluando la posibilidad de que Intel reserve una zona restringida en algunas de sus plantas de fabricación de circuitos integrados específicamente para la producción de chips para aplicaciones de defensa e inteligencia. Lo que no está claro es quién se hará cargo de los gastos derivados de la puesta a punto de esta «zona de exclusión» dentro de las fábricas. Pueden correr por cuenta de Intel, pero es probable que ese dinero finalmente proceda de las subvenciones del Estado.
Hay algo importante en lo que aún no hemos reparado: el Departamento de Defensa está interesado en utilizar el nodo 18A de Intel. A principios de septiembre esta compañía confirmó que se saltará el nodo 20A para reducir gastos y derivará sus recursos al nodo 18A. Según Ben Sell, vicepresidente de desarrollo de tecnología de Intel, el nodo 18A ha alcanzado la madurez necesaria para entrar en producción en 2025 y se beneficiará de los recursos que van a ser reasignados desde el nodo 20A.
Aunque este último al final no vaya a entrar en producción a gran escala será recordado por ser el primero en el que Intel introdujo dos innovaciones importantes: los transistores RibbonFET Gate-All-Around (GAA) y la tecnología de entrega de energía PowerVia.
Imagen | Intel
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