«Nuestra obligación es decirles a los agricultores que con el agua que hay no se va a poder atender ni siquiera el 50% de los cultivos (de invierno)». Estas palabras de Mario Urrea, presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), han sonado como un terremoto en el campo albaceteño, alicantino y, sobre todo, murciano. Y no es para menos.
Mientras el conjunto de España lleva cinco meses con cifras de agua embalsada por encima de la media, en la cuenca del Segura la situación de los pantanos está a semanas de volverse catastrófica.
¿Cuánta ahora hay en la cuenca? «El volumen que hay en nuestros embalses está en el entorno de los 50 hectómetros cúbicos para el regadío», explicaba Urrea. Ese es el problema, que es una cantidad «muy próxima a lo que hemos venido denominando el embalse muerto», 40 hectómetros cúbicos.
Eso ha hecho que, según la Opinión de Murcia, se pongan en marcha los pozos de sequía en el acuífero sinclinal de Calasparra y se estén ultimando detalles administrativos para abrir más en la vega media y baja.
Sin embargo, las escasas lluvias han acelerado los problemas. Examinando los acumulados de las últimas semanas, es verdad que han sido suficientes para contener la bajada de reservas; pero la cuenca sigue están a la cola del país y sus embalses se encuentran a un 16,67% de su capacidad.
Esto hace muy difícil mantener los caudales ecológicos del sistema Segura, Mundo y Quípar. Así como el abastecimiento a medio-largo plazo de muchos municipios de la cuenca.
¿Y qué van a hacer? Cortar el grifo. Aún más. De hehco, es la tercera vez consecutiva que la CHS eleva las restricciones a los regantes. En este caso, se van a reducir los caudales para los regadíos tradicionales en un 42% y a los no tradicionales en un 57%.
La situación es muy delicada porque, como explicaba el propio Urrea, las medidas se han ido tomando con retraso. En octubre pasado, los técnicos llevaron «una propuesta de restricciones a la Junta de Gobierno de la CHS y en aquel momento fue rechazada». Ahora no hay mucho margen de maniobra y la Confederación ya avisa que «cuando se acabe el cupo en la zona, la toma de agua se precintará».
Una situación muy crítica. Las acusaciones cruzadas de los políticos continúan, pero las soluciones empiezan a ser difíciles. Como reconocer la misma Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca sus datos indican que «este va a ser uno de los años hidrológicos más secos de la historia».
«No llueve y lo vemos en la situación de la cuenca, que sin las aportaciones del trasvase apenas llegaría al 10 por ciento de agua embalsada. Lo vemos también en los cultivos de secano que están reclamando medidas urgentes porque sus árboles se están muriendo. Y lo vemos en días como el de hoy en el que llueve en casi todo el país menos en la Región y el resto del Levante español», decía la consejera.
Imagen | Werner Wilmes
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