El ayuno intermitente se ha convertido en una estrategia muy popular entre quienes buscan adelgazar o, cuanto menos, mantener su peso bajo control. Sin embargo, como con la mayoría de las dietas, establecer de forma clara su eficacia resulta a menudo difícil debido a la complejidad de nuestra alimentación, nuestro metabolismo y, en general, de nuestro propio cuerpo.
Nuevas pruebas. Ahora un estudio ha aportado nuevas pruebas de la eficacia del ayuno intermitente. Pruebas que, eso sí, se limitan al contexto en el que esta dieta se combina con ejercicio regular.
El equipo estudió una dieta con una ventana de comidas limitada a las ocho horas (inversamente, 16 horas de ayuno) y observó que de esta forma era posible una pérdida de grasa “pequeña pero significativa” estadísticamente. Todo ello sin sacrificar masa muscular, un detalle destacado por el equipo.
“Observamos que [se lograba] una mayor reducción de grasa y a un menor porcentaje de masa corporal en el tiempo, cuando adultos sanos seguían [un régimen] tanto de ejercicio como de dieta restringida temporalmente, en comparación a quienes solo se ejercitaban durante al menos cuatro semanas”, explicaba en una nota de prensa Nadeeja Wijayatunga, coautora del estudio.
15 estudios. En su análisis, el equipo realizó una revisión sistemática de la literatura científica que estudiaba los impactos de este tipo de intervenciones. Encontraron así 15 trabajos recientes en los que se analizaba el efecto combinado de ayuno intermitente y ejercicio sobre nuestro peso. A partir de los resultados descritos en estos estudios, el equipo realizó un metaanálisis, es decir un estudio cuantitativo para estimar un efecto promedio.
En su estudio de estudios, el equipo observó un cambio estadísticamente significativo, una pérdida de masa corporal que no se asociaba a una pérdida de masa muscular. El análisis también señaló que variables como al edad, índice de masa corporal, o el tipo de ejercicio con el que se acompañaba la dieta, entre otros factores, no afectaban a este resultado.
Los detalles de este trabajo fueron publicados en un artículo en la revista International Journal of Obesity.
Más fácil que contar calorías. Quizás porque resulta más fácil contar las horas que contar las calorías, el ayuno intermitente se ha convertido en la opción predilecta de muchos. Pero a veces lo fácil no resulta lo más efectivo y sabemos ya a estas alturas que las dietas milagro no existen. Es por eso que poner a prueba las virtudes y los límites de este tipo de estrategias sea importante.
Cabe señalar que existen diversas formas de ayuno intermitente, en función de la frecuencia con la que ayunamos y de la fracción de tiempo del día que dedicamos al ayuno y al alimento. El éxito o fracaso de estas estrategias también puede depender de que otros factores como tener una dieta variada en las horas que dedicamos a la comida e incluso factores que podrían parecer irrelevantes como nuestro sueño.
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Imagen | the5th
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