Casi dos meses después del apagón que desconectó a España y Portugal, el Gobierno ha dado a conocer el informe técnico que analiza lo ocurrido. El documento, elaborado tras revisar cientos de gigas de datos, descarta cualquier ataque externo y apunta a una cadena de errores técnicos. El factor decisivo, según el documento: una red sin capacidad suficiente para controlar la tensión en momentos críticos, sobre todo en los parques renovables.
Un dato crítico. Durante el apagón, diferentes plantas se desconectaron de forma preventiva al detectar sobretensiones. El problema es que, según el informe, varias de esas desconexiones se produjeron antes incluso de que se alcanzarán los umbrales de tensión máximos permitidos por la normativa. En otras palabras, no respondieron adecuadamente a las condiciones de la red. Cómo ha señalado el experto en energía, Javier Blas, el 22% de las plantas renovables no cumplieron con los criterios exigidos por la normativa vigente.
Ya lo exigía. Este no es un caso de laguna legal o vacío regulatorio. El propio informe ha dejado claro que las exigencias técnicas de respuesta ante sobretensiones ya estaban en vigor. La normativa europea —Reglamento (UE) 2016/631, también conocido como “Requirements for Generators” (RfG)— establece los requisitos de comportamiento para las plantas generadoras conectadas a la red.
Por parte, los Procedimientos de Operación de Red Eléctrica, en especial el PO 12.3 (sobre requisitos técnicos de las instalaciones de generación) y el PO 9 (sobre calidad y seguridad del suministro), ya incluían la obligación de mantener la conexión frente a variaciones de tensión dentro de márgenes definidos.
No adaptado a su propia transición. El informe también ha apuntado a un problema estructural: la red eléctrica no ha evolucionado al mismo ritmo que el despliegue masivo de renovables. En el momento del apagón, el 82% de la generación en funcionamiento era renovable. Sin embargo, el número de centrales síncronas —fundamentales para estabilizar la red— era el más bajo del año. De esta manera, la red se enfrentó así a un cóctel explosivo: mucha generación distribuida, poco control centralizado y poca capacidad de respuesta frente a eventos críticos. Un efecto dominó que, en apenas 12 segundos, llevó a la desconexión total del sistema ibérico del resto de Europa.
Las soluciones sobre la mesa. El documento se propone un paquete de medidas ambicioso. Entre las que encontramos reforzar la supervisión para asegurar el cumplimento normativo, implementar de forma inmediata un servicio técnico especifico para que las renovables participen activamente en el control de tensión y aumentar la interconexión eléctrica con Francia.
Depurando responsabilidades. El Gobierno ha señalado tanto a Red Eléctrica como a las compañías eléctricas como posibles responsables. Desde Redeia, Beatriz Corredor ha respondido asegura que no han facilitado toda la información necesaria, y que la recibida no tenía la calidad deseable para esclarecer lo ocurrido. Además, Corredor ha recordado que Red Eléctrica no gestiona redes privadas ni centros de control distribuidos, y que su papel se limita a garantizar la compatibilidad física del sistema con los programas que resultan del mercado eléctrico.
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