La guerra comercial entre Estados Unidos y China se desarrolla ante nuestros ojos. En julio del año pasado, el gigante asiático anunció que impondría restricciones a la exportación de galio y germanio, bajo el repetido argumento de la seguridad nacional. Aquel movimiento, que involucraba a dos metales de importancia estratégica, llegó poco después de que la administración de Joe Biden agudizara las medidas que impiden a empresas estadounidenses, como NVIDIA, y extranjeras, como ASML, vender algunos de sus equipos tecnológicos más avanzados a clientes chinos.
El Ministerio de Comercio de China no dio un ápice de tolerancia. Las medidas entraron en vigor el 1 de agosto de 2023, y ese mismo mes las exportaciones de galio y germanio cayeron a cero. Estados Unidos no podía quedarse de brazos cruzado. ¿El motivo? Aunque pueda resultar contradictorio, estos metales provenientes de su rival geopolítico son esenciales para una variedad de equipos de defensa, entre ellos, los sistemas de radares AN/SPY-6 y AN/TPS-80 que utilizan sus fuerzas armadas. Esto hizo saltar las alarmas en el Departamento de Defensa, que tomó cartas en el asunto.
Buscando una alternativa al galio
De los dos metales, el que más preocupaciones ha generado es el galio. China controla más del 90% de este mercado, por lo que no hay demasiadas opciones de suministro. El primer paso de Washington fue impulsar iniciativas de extracción y refinamiento tanto dentro de sus fronteras como en colaboración con países aliados. También acudió a la Ley de Protección de Defensa para obtener este recurso mediante vías no tradicionales, como el reciclaje de chatarra electrónica. Sin embargo, esto no ha sido suficiente. Estados Unidos se plantea encontrar un sustituto real al galio.
Estamos frente a una tarea que, desde luego, no será nada fácil. Los semiconductores fabricados con galio tienen una serie de propiedades estupendas como la resistencia a altas temperaturas y a voltajes altos. Aquí, precisamente, es donde entra en escena nuevamente el Pentágono. La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), le ha pedido a su histórico contratista Raytheon que desarrolle un nuevo tipo de semiconductor que prescinda del mencionado metal. Este objetivo se ha formalizado con un contrato de tres años que se desarrollará en dos fases.
«Raytheon tiene una amplia experiencia comprobada en el desarrollo de materiales similares como el arseniuro de galio y el nitruro de galio para los sistemas del Departamento de Defensa”, ha dicho Colin Whelan, presidente de Tecnología Avanzada de la compañía. Pero, ¿de qué materiales está hablando? Afortunadamente, ya tenemos esa respuesta. Se trata de diamante y nitruro de aluminio, dos propuestas que prometen ofrecer la potencia y gestión térmica que tienen los semiconductores de banda ancha de galio y que podrían tener un recorrido más allá del ámbito de la defensa.
En la primera etapa, Raytheon desarrollará películas semiconductoras de diamante y nitruro de aluminio y trabajará en su integración en dispositivos electrónicos. En la segunda etapa, el contratista se centrará en crear obleas de mayor tamaño cuyos chips serán utilizados en sensores. En Raytheon no dudan en mencionar que este desarrollo tecnológico podría ser utilizado no solo en sistemas de radas, sino también en aparatos de comunicaciones y en dispositivos involucrados en la guerra electrónica, la energía dirigida y los sistemas de armas de velocidad hipersónica.
Imágenes | Northrop Grumman | Raytheon
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