Chipre vive un pequeño resurgimiento en clave turística desde hace unos años, el llamado “Benidorm” fantasma se atisba después de 47 años. Y tiene sentido. Al fin y al cabo, cuentan con más de 300 días al año de calor como reclamo. Ese sol sofocante también ha acabado siendo un preciado tesoro para sus habitantes y las facturas a final de mes. Es más, la Unión Europea se fija en el pequeño enclave por un hecho sorprendente: son líderes mundiales en calefacción solar.
La noticia. Contaba esta semana The Guardian sobre la situación favorecedora en la que se encuentra el país. Chipre ha superado a todos los demás estados miembros de la UE en la adopción de sistemas solares de agua caliente. La cifra es asombrosa: un estimado del 93,5 % de hogares que aprovechan esta forma de energía alternativa para las necesidades domésticas.
De hecho, los números de la UE señalan que la isla del este del Mediterráneo supera los objetivos de energía renovable establecidos para la calefacción y refrigeración de edificios gracias al uso generalizado de la tecnología solar térmica. ¿Cómo demonios lo hicieron?
La intrahistoria: 1970. Para entender cómo Chipre se convirtió en una potencia mundial de esta tecnología hay que retroceder en el tiempo. Tras la crisis energética mundial, a comienzos de la década de 1970 el enclave se encontraba en posición desfavorable, muy vulnerable debido a su alta dependencia del petróleo importado. Esto llevó a la búsqueda de soluciones energéticas más sostenibles, y la energía solar surgió como una opción viable y bastante obvia.
¿Qué hicieron? Apostaron por el desarrollo de calentadores solares de agua. En este punto de la historia, los primeros sistemas de este tipo se instalaron en edificios residenciales y comerciales. Hablamos de sistemas que consistían en paneles solares térmicos, que a su vez usaban la radiación solar para calentar agua, una tecnología sencilla y efectiva.
La popularidad de los calentadores de agua fue tal que en 1977 se creó un sindicato de industriales locales de energía solar térmica. Desde entonces, se han instalado más de 962.564 metros cúbicos cuadrados de “colectores [de paneles] solares”. Como explicaba a The Guardian Theopemptou, un diputado del Partido Verde que dirige el comité de medio ambiente del parlamento chipriota, la clave está en su sencillez, «todo lo que se necesita son paneles solares, un depósito y tuberías de cobre. Desde entonces, ha sido una solución maravillosa para las necesidades de agua caliente de los hogares de aquí”.
Crecimiento y liderazgo. En la década de 1980 Chipre se consolidó como líder mundial en el uso de energía solar para la calefacción de agua. La combinación de factores geográficos (abundancia de sol), incentivos gubernamentales y la necesidad de reducir la dependencia energética hizo que cada vez más hogares adoptaran la tecnología. Además, se fueron perfeccionaron los sistemas de calefacción solar, haciéndolos más eficientes y accesibles.
Durante este periodo, la mayoría de los hogares chipriotas ya tenían instalados calentadores solares, y para finales de la década ya se había convertido en uno de los países con la mayor penetración de calentadores solares de agua per cápita en el mundo. Ya en los 90, la calefacción solar de agua estaba prácticamente universalizada en las viviendas, comenzando a implementar regulaciones y normativas para estandarizar la instalación de estos sistemas y mejorar su eficiencia.
Obviamente, la industria turística también se ha visto recompensada. Cada vez más, el sector ha ido recurriendo a la solución ecológica con sistemas de agua caliente alimentados con energía solar desplegados en, según dicen, casi el 100% de los hoteles del enclave.
El sol es ley. Llegaron así las regulaciones. Se presionó mucho para que los sistemas solares fueran obligatorios en todos los edificios residenciales y comerciales de nueva construcción, lo que impulsó aún más la expansión de la tecnología.
Con el crecimiento del interés global por las energías renovables, Chipre continuó su apuesta por la energía solar, expandiendo su enfoque más allá de la calefacción de agua para abarcar otras formas de generación solar, como la energía fotovoltaica.
¿Cómo? Se incentivó el uso de paneles solares fotovoltaicos para la generación de electricidad, aunque la calefacción solar de agua seguía siendo una de las aplicaciones más comunes y extendidas de la energía solar. Hoy, Chipre sigue siendo un ejemplo a nivel mundial en el uso de calefacción solar de agua. Más del 90% de los hogares en el país utilizan algún tipo de sistema, lo que ha reducido significativamente el consumo de electricidad para calentar agua y ha convertido al enclave en un líder en sostenibilidad energética.
Como explicaba a The Guardian Demetra Asprou, ingeniera jubilada, “¿Por qué alguien utilizaría otros medios más tradicionales para calentar el agua cuando sólo unas pocas horas de luz solar, entre las 11 de la mañana y las 2 de la tarde, son suficientes para llenar un tanque de 200 litros con agua caliente que durará 48 horas? En los días en que no hay luz solar, lo que es poco frecuente, siempre se tiene electricidad como respaldo si es necesario”.
Imagen | Malcolm Murdoch
En Xataka | Cataluña instaló miles de placas solares térmicas en la década de los 2000. Hoy la mitad ya no funcionan
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