El Piromusical de la Mercè sigue siendo algo único y especial, pero en dos años el espectáculo de drones ‘Formas de Barcelona’ ha conseguido cautivarme de igual forma. Esta semana han sido las fiestas de mi ciudad y una vez pasados los dos espectáculos nocturnos no he parado de pensar en cómo los drones van a acabar sustituyendo a los fuegos artificiales.
No será este año ni el que viene, pero salvo festividades que quieran mantener el sentido nostálgico, todo me hace pensar que los espectáculos de drones han llegado para quedarse.
Las ventajas de los drones son bastante evidentes. Son igual de coloridos pero ni desprenden olor a pólvora ni hacen ruido. Esto último ya de por sí solo es un argumento de peso, pues es el motivo de que estén siendo prohibidos en países como Suiza e incluso en distintos pueblos de España.
Pero pongamos que eso nos da igual. Digamos que somos un pueblo fiestero y nos gustan los correfocs y la mascletá. Personalmente el Piromusical es una fecha que tengo marcada en el calendario. Desde que era adolescente he intentado no perdérmelo, pero el espectáculo de drones me ofrece algo distinto. Más novedoso y original.
El espectáculo producido por Flock Drone Arte es mucho más pequeño que el Piromusical que cierra las fiestas de la Mercè, pero ha ido creciendo. El año pasado fueron 200 drones, este año han sido 300 sobre la playa de la Barceloneta.
En España todavía estamos muy lejos de lo que nos llega desde China, donde están acostumbrados a espectáculos de más de 3.000 drones. Y precisamente por eso creo que los drones van a crecer en popularidad rápidamente en nuestro país. Lo que estamos viendo aquí es solo el principio.
Las sensaciones que produce un espectáculo de drones son en gran parte similares a la de los fuegos artificiales. Nos quedamos embobados mirando el cielo, viendo danzar luces de distintos colores. Una fusión de luz y movimiento que normalmente se combina con música.
Iluminar el cielo por la noche y verlo desde la playa es mágico. Los drones permiten crear todo tipo de formas y se consigue un efecto tridimensional de profundidad que con los fuegos artificiales es más difícil.
La seguridad de los drones es algo que también afecta a la experiencia. Principalmente porque nos permite ver el espectáculo desde más cerca. Un cohete pequeño sí es posible que lo tengamos cerca, pero la clásica palmera gigante es desde más lejos. Con los drones es una sensación de más cercanía, lo que también lo vuelve más espectacular.
No todo son ventajas. La nostalgia por la falta de fuego y polvora es palpable y hay una gran diferencia que espero que mejoren con el paso del tiempo: el dinamismo. Los fuegos artificiales se mueven en el cielo muy rápido, los drones van poco a poco. En el futuro, además de más cantidad de drones también me gustaría que los drones surcaran el cielo más rápido.
Las posibilidades narrativas que dan los espectáculos de drones van mucho más allá. En el caso del de la Mercè tuvimos desde la Sagrada Familia hasta el dragón del Parc Güell, pasando por la característica torre de Glòries cuyo nombre oficial nadie recuerda pero todos la describimos como lo que es.
Cada ciudad tendrá un espectáculo de drones personalizado. Esto es muy bueno, porque el factor novedad es más fácil de conseguir. Muchos espectáculos de fuegos artificiales al final se parecían, con los de drones hay nuevas formas cada vez.
Otro aspecto limitante por el momento son las propias características técnicas de los drones. En concreto a la autonomía. Los drones suelen tener una autonomía máxima de unos 20 minutos, pero mejor no empezar a quedarse sin ellos antes de tiempo. Es por esto que los shows con drones duran menos que los de los fuegos, normalmente menos de 15 minutos.
Con el tiempo la autonomía de los drones mejorará y poco a poco se equipará con el tiempo de un espectáculo de petardos. También hay que remarcar que en muchos espectáculos de drones algunos caen de forma controlada antes de finalizar el show, por lo que el perímetro de seguridad también es importante.
Si algo tenemos en Barcelona son precios desorbitados. Por eso cualquier oportunidad de monetizar algo siempre es bienvenida. Si el Piromusical lo patrocinaba Rosalía, el espectáculo de drones de repente enseñó el logo de Cupra. Pero lo cierto es que no desentonaba. Lo que era un corazón rojo se transformó en el logo del fabricante de coches. Estuvo poco rato y seguía siendo llamativo. Una forma de integrar la publicidad bastante natural, lo que previsiblemente derivará en que haya más marcas dispuestas a poner encima de la mesa para que haya más espectáculos. Si la rueda gira, el show continúa.
Y que no falte la imagen particular de cada espectáculo. Con los drones es super sencillo colocar el número del año. Por eso es cada vez más habitual ver espectáculos de drones para celebrar el fin de año. Si revisamos las fotos que hemos hecho, es fácil recordar dónde ocurrió cada espectáculo porque seguramente tengamos una foto de cuando formaron el nombre.
Lo que yo he podido ver es de unos pocos cientos de ellos. No tienen todavía la espectacularidad de los fuegos artificiales, pero todo se andará. Lo que sí ocurre es que en un par de ediciones ya han generado recuerdos imborrables en mi memoria y la de mis cercanos. Y eso solo puede significar que pese a ser cientos de pequeños robots voladores, son capaces de evocar a las mágicas noches de la pirotecnia.
Imágenes | Flock Drone Arte | Xataka
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