Un día levantas un piedra y, de repente, la historia natural de la Tierra cambia completamente. O, mejor dicho, lo que creíamos saber sobre la evolución de la vida en el planeta cambia, se modula, gana resolución.
Eso le pasó a Scott Evans, profesor adjunto de geología en la Universidad Estatal de Florida y a su equipo: mientras excavaban un yacimiento en el Parque Nacional Nilpena Ediacara, «dimos la vuelta a una roca, la limpiamos y vimos lo que obviamente era un fósil».
No solo eso: era un fósil clave.
Conociendo a Quaestio simpsonorum. «El animal era un poco más pequeño que la palma de la mano y tenía una forma de signo de interrogación en medio de la parte del cuerpo que distingue entre el lado izquierdo y el derecho», explicaba Scott Evans.
Y ahí estaba lo importante: el Q. simpsonorum ha resultado ser el primer animal que muestra una asimetría clara entre izquierda y derecha. Algo que parece un detalle sin importancia, pero esconde uno de los signos más importantes de desarrollo evolutivo.
¿Tan raro es? No solo es raro, es importante: «no hay otros fósiles de esta época que hayan mostrado este tipo de organización de manera tan definitiva. Esto es especialmente interesante porque también es uno de los primeros animales que fue capaz de moverse por sí solo», seguía Evans.
Al final, este bicho «puede decirnos mucho sobre los primeros procesos de desarrollo». Por ejemplo, puede ayudarnos a «determinar las expresiones genéticas necesarias para» dar este salto, «proporciona un nuevo método para evaluar los mecanismos responsables de los inicios de la vida compleja en este planeta». En el fondo, los animales actuales utilizan la misma programación genética básica para formar lados izquierdo y derecho diferenciados.
Ir más allá. Un ‘más allá’ en sentido literal. Porque como señalaba Mary Droser, científica principal de Nilpena, «somos el único planeta que conocemos con vida». Por ello, todo lo que aprendemos sobre el desarrollo de la vida animal aquí es tremendamente útil para encontrar vida fuera.
Cuando dicen que los extremos se tocan, nadie se imaginábamos que hablábamos de la paleontología y la exploración espacial. Pero esto es lo divertido.
Imagen | Walker Weyland (vía FSU)
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