Con 2,4 millones de seguidores (y subiendo), Violeta Mangriñán es a día de hoy una de las influencers más prolíficas de nuestro país además de toda una mujer de negocios que ha sabido diversificar su carrera más allá de las redes. ¿El secreto para triunfar en un mundo en el que la clave es gustar? La gran mayoría dice que ser una misma, algo que a ella le sale de manera natural como nos ha demostrado cada vez que nos hemos encontrado. El año pasado fue en el Hotel Santo Mauro y ahora en el Palacio de Santa Bárbara con motivo de la inauguración de la Casa Pelo Pantene, un multiespacio para conocer a fondo la marca, anunciar a la finalista de su famosísimo concurso y descubrir nuevos lanzamientos en un entorno espectacular. Como embajadora de Pantene lo primero en lo que te fijas es en que Violeta tiene un pelazo de impacto que asegura no haber teñido nunca; lo que sí descubrimos en persona es que el flequillo que estrenó a principios de septiembre le sienta realmente bien aunque nos confiese que se arrepintió nada más verse. Pero no solo hemos hablado de pelo, también sobre maternidad, entrenamiento, alimentación, su nuevo negocio centrado en una de sus grandes pasiones y mucho más.
HOLA.com: ¿Qué destacarías de tu último año?VIOLETA MANGRIÑÁN: Me han pasado muchísimas cosas. Me quedé embarazada, me mudé a la que supuestamente iba a ser la casa de mis sueños, que realmente fue de lo mejor que he hecho en esta vida junto con mis hijas, comprar esa casa. He abierto mi negocio y me está yendo muy bien, de hecho estoy a punto de abrir el segundo y no será el último tampoco. Sigo creciendo laboralmente, cosa que me hace muy feliz. Tuve a mi segunda hija… Y yo creo que son suficientes cosas, ¿no?¿Cómo es la vida siendo madre de dos?Me encanta, pero no es el doble de trabajo, es mucho más. Se sufre el doble a todos los niveles y yo que soy una tía demasiado sufridora y muy sensible… A ver, se sobrevive a todo, si han sobrevivido nuestras madres y todas las mujeres de la historia pues tú también vas a poder, pero por otro lado es que también todo lo bueno se multiplica y eso siempre pesa más. ¿Cómo concilias la maternidad y el trabajo?Pues llorando mucho, lo paso muy mal porque me encantaría estar todo el día con mis hijas y estar todo el día también cumpliendo mis objetivos profesionales y las dos cosas no se pueden, entonces te tienes que partir y hacerlo obviamente con ayuda: tirando de abuelas o de tías como hace todo el mundo. O si tienes la suerte de poder contratar una niñera, que yo podría, pero en este caso mi suegra de momento puede ayudarnos bastante y dedicar bastante tiempo a mis hijas y, cuando no es ella, pues tengo una chica que me ayuda.
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¿Has sentido mucha caída de pelo durante el posparto?¿Te puedes creer que yo creo que después de los embarazos me ha salido más? Es que dicen que cuando das el pecho se suele caer y yo no se lo he dado el pecho a ninguna de las dos entonces no he experimentado esa caída fuerte. Es que en el embarazo me salió muchísimo pelo, no solo la cabeza, pero es que yo tengo mucha suerte en ese sentido. Aunque intento cuidarlo cortándome las puntas cada cierto tiempo también, no lo estropeo, no me tiño de momento y espero tardar en hacerlo, pero no creo que mucho porque me están saliendo bastantes canas, eso sí que me ha pasado con el postparto. Me han salido canas, manchas, me han salido arañas vasculares, o sea, me han salido otras cosas. Males menores. También es importante usar buenos productos. Eso sí, lo que me va bien a mí no te tiene por qué ir bien a ti. Hidratarlo mucho sobre todo y más ahora que venimos del verano, que ya sabéis que se castiga más, con gamas como la de Repara & Protege de Pantene; ahora han sacado un nuevo acondicionador muy ligero que se puede usar en pelo mojado o seco… O sea, hay que hidratarlo, mimarlo y cuidarlo.
¿Te costó mucho decidirte a estrenar flequillo o fue una decisión espontánea? Ha sido una decisión premeditada, pero yo sabía que me iba a arrepentir; me lo estaba cortando y le estaba diciendo a la peluquera, me voy a arrepentir. Pero es que si no lo hacía no iba a parar. La gente cuando cierra etapas o empieza nuevas se cambia de look, porque te da esa fuerza o ese cambio de aires y en mi caso el flequillo es el único cambio con el que me atrevo. Porque sinceramente para qué voy a cambiar el look. La gente me dice que es porque soy imagen de Pantene y no, yo me podría hacer rubia o podría cambiar de color perfectamente, no lo hago porque no me da la gana, me encanta mi color y me encanta mi pelo tal cual es. Luego nos vamos de abanderados de lo natural, pues a mí me gusta mi pelo natural.
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¿Cuidas mucho tu alimentación?No es algo que tenga que planear o de lo que me tenga que mentalizar, o sea, yo como bien porque me gusta y es que si me gustasen otras cosas pues las comería, pero justo me atrae lo sano. La clave está en el equilibrio, como de todo y si de repente me apetece un plato de pasta a las once de la noche un martes me lo como, o una hamburguesa o pizza que digamos que es menos sano. Yo creo que en el equilibrio está la clave. Estás muy tonificada, ¿cuál es tu secreto?Yo te diría que es el no dormir y el no parar. Y que la maternidad cansa mucho. Yo estoy en casa y si no tengo a una en brazos tengo a otra y eso equivale a una supersesión de gym porque la pequeña pesa casi más que la mayor, que se acerca a los 13 kilos, por lo que tienes todo el día 25 kilos encima, así que los brazos los tengo tonificados sin duda de levantar a mis hijas. El abdomen yo creo que es un poco genético. También es verdad que con este segundo embarazo ya he notado como que la piel del abdomen la tengo un poco más flácida, o sea, no la tengo tan pegada al músculo, pero voy a hacerme cositas, radiofrecuencia y todo esto. Aunque me he recuperado bastante bien con las dos, es verdad que al final la segunda es la segunda, eso sí, como ya no voy a tener más ahora sí que me voy a recuperar a tope. A la tercera no va la vencida.
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Has abierto la cafetería Maison Matcha, cuéntanos más sobre elloYo creo que cuando uno emprende un negocio quiere hacer algo que le guste y para mí el matcha es mi adicción. Entonces dije, voy a hacer de mi adicción un negocio porque para que se lo lleve Starbucks me lo llevo yo y encima mejor porque está buenísimo. Que el suyo está genial y yo lo he consumido durante años todos los días de mi vida y a veces varias veces al día, pero el mío es más sano, tiene menos azúcares… Aunque solo está en Madrid, entonces cuando salgo fuera tengo que seguir consumiendo Starbucks. En cuanto a la parte menos bonita de emprender, diría que tratar de gustarle a todo el mundo y eso es imposible, aunque hagas las cosas perfectas. Otro desafío es que no es tan fácil encontrar a alguien que haga bien el café mega gourmet o el matcha perfecto. Parece fácil, pero no todo el mundo hace las cosas como esperas o como tú las harías; yo hago el matcha riquísimo pero no podría estar ahí todo el día preparándolo, lamentablemente.
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A día de hoy eres una de las ‘influencers’ más seguidas de nuestro país, ¿qué le diría la Violeta de ahora a la que daba sus primeros pasos en la televisión?Le diría que no tenga miedo de nada y que confíe en ella misma y en su intuición, que la va a llevar adonde estoy ahora con mis aciertos y con mis errores… Sobre todo con mis errores, y si no hubiese entrado en la tele no estaría hoy aquí hablando contigo. Que tampoco lo considero un error porque haber estado en la tele me dio una el trampolín, ¿no? También disfruté mucho de esa etapa. Entonces era la Violeta de 23 años, ahora tengo 30, pues en estos siete años han pasado muchas cosas, era muy inocente, genuina, en ese momento pues a lo mejor no estaba del todo bien conmigo misma, no estaba viviendo la mejor etapa de mi vida y toda la gente que haya podido ver esa parte de mí tiende a prejuzgar y yo lo entiendo. Aunque también creo que todas esas cosas me han llevado a tener cada vez una inteligencia emocional y una madurez mayor. Al final, cuando creces, pues no haces cosas que antes harías, pero no tendría a Gala ni a Gia porque a mi chico lo conocí ahí también. Así que con mis aciertos y errores no cambiaría nada.
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